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Esos afectos que no entiendo, esa cosa que se convierte el afecto cuando uno intenta entenderlo, horrible, incomprensible, peor.
Ese desarrollo de las cosas, esas partes pequeñas de ser niño y toda la incertidumbre y toda esa capacidad de asombro que trae consigo.
Esas cosas que vienen y que van y que se pierden, esas cosas que se encuentran para ser mas que esas cosas que se pierden, esa magia del contacto que por lo menos es mas fuerte que muchos entes en particular, toda esa paz que me llegó con el mail que acabo de leer como si usted estuviera acá leyéndolo, asiendo como de esa niñera que me lee un cuento del cual ya se el final, ese final en el que seguro me duermo antes, esas cosas de nada que quizás para uno no son nada pero para otros es la paz y la eternidad.
Esa forma de la sangre que es mas fuerte que pensar. Esta forma de hablar de mi pero también de usted, lejos cada vez que quiero que este cerca.

Si, le mando un beso también.
Si, le deseo que sea muy feliz.
Y si, esta vez escribo sin reproches (pesados reproches).

no se pero me dió mucha gracia encontrar este mail viejísimo.